IMPERFECTAMENTE BELLA
Cuando era una adolescente, tenía claro que era súper delgada, demasiado para el gusto de la mayoría, eso, lo comprendo hoy. Tenía el cabello bastante rebelde, esponjoso y rulo; excesivo para aquel cuerpo menudo, que ya comenzaba a odiar. Recuerdo ver a las chicas más desenvueltas, con sus piernas gruesas y contorneadas, comparadas con las mías cual palitos de comida china; era imposible no sentirse morir. Recuerdo que la mayoría levantaba sus faldas del colegio más arriba de la rodilla; pensaba mucho en que injusto había sido para mi no tener lo mismo que ellas. Lo que podían decirme algunos chicos del colegio a comparación de la burla hacia otros compañeros, era poco, sin embargo no dejan de ser recuerdos nada gratos de la adolescencia.
La menstruación no llegó hasta casi cumplir 15 años. Las conversaciones en los baños de niñas entre los 12, 13 y 14 años, siempre eran de este tema y la frustración me acompañó por un largo periodo. Cuando me llegó por fin este tan añorado tesoro, que más bien parecía una maldición que nadie deseaba, ya era una conversación que había pasado al olvido. Simplemente lo guarde en mi memoria como un momento que tenía que pasar desapercibido.
Podría escribir mucho del aspecto físico y cómo vas creciendo con ciertas verdades que van siendo aceptados o no, por tu contexto social mas próximo, y cómo puede afectar tu vida futura. Prefiero dejar la historia en dos recuerdos que marcaron mi vida por mucho tiempo.
Nos desgastamos tanto pensando en encajar, dejamos de lado nuestras opiniones, nos anulamos con tal de ser aceptados; lo hacemos en grupos sociales, con parejas, con nuestra familias, etc. En ese afán perdemos nuestra personalidad, nuestros pensamientos, nuestras conclusiones y nuestro propio potencial. No somos respetados dentro de nuestros tiempos y nuestras propias características y peor aún, lo permitimos.
Aceptarse, será un primer gran paso al camino que necesitas, para poder llegar a ese amor propio tan requerido para poder darse en totalidad a otros.
No esperes nunca amar,
A un amigo
A un compañero
A un familiar
A una pareja
Si no empiezas por aceptarte, tan imperfectamente bella como eres, primero
Comentar