CONVIVIR CONTIGO, MON AMOUR

CONVIVIR CONTIGO, MON AMOUR

Convivir contigo mi amor, me llevó a encontrarme con un ser que no quería conocer, que no quería aceptar, ese ser, era yo misma. Tú me has mostrado un camino diferente, un camino que quizás no deseaba pasar, pero sin ello, sin ti, nada hoy tendría sentido. En estos momentos me reconozco con todos mis defectos y virtudes. Aunque muchas veces no lo he agradecido y lo he odiado, hoy sé perfectamente, que tenía que encontrarte para poder entender todo lo que soy.
Tú me das cada día un consejo sin hablar, una enseñanza nueva sin dirigirme, un soporte que se siente en el aire, una lealtad que no quieres destacar pero es casi inexistente hoy en día. Tú me das todo lo que mi profundo ser necesita.
La idea estuvo equivocada desde siempre. Cuando comencé a convivir con mi primer esposo, tenía la expectativa cargada y muy alta. Nadie te dice que no puedes cargarle al otro tu felicidad, esa que tanto anhelas, esa que tanto esperas. No hay absolutamente nadie, que te diga que esa persona que elegiste para compartir tu mundo y formar una familia, no será la solución a todos tus problemas, no será quien te dé esa paz que tanto has buscado, no será, mucho menos, quien te otorgue el amor eterno que deseas, si no te la das tú mismo, primero.
La convivencia te muestra lo que te falta por aprender. Te muestra muchas cosas que no has logrado superar en tu vida y necesitas trascender, dejar ir y no seguir cayendo en lo mismo cada vez. La convivencia es de esas experiencias que necesitas tomar como oportunidad para crecer y aunque ahora mismo me refiero a la pareja en si, este principio va para cualquier tipo convivencia.
Las personas no llegan por casualidad o coincidencia. Cada una de ellas llega a nuestras vidas, para decirnos algo, para entregarnos una enseñanza y está en nosotros tomar o dejar ir, esa también es tu decisión. Una pareja también llega a mostrarnos una parte de nosotros, una parte que quizás aún no conoces, para lograr entendernos mejor. También las personas tienen un propósito en tu vida, sea momentáneo, por un tiempo o eternamente, ese no lo determinas tú.
Cada vez que dentro de tu convivencia se repita un problema o discusión, analízate directamente tú, la reacción, el porqué, de dónde viene, aunque no lo creas te darás cuenta que el sobresalto  de ese momento ni siquiera está en tu pareja, solo está en ti.

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